Según datos del Idescat, en el año 2020 L’Hospitalet de Llobregat tenía una población total de 269.382 de habitantes de los cuales 61.348 son de origen extranjero. A pesar de que la cifra es importante, desde la institución se sigue ignorando este dato y se continúa sin tener un plan de acogida de calidad. Se olvida que nuestra ciudad es una ciudad esencialmente migrada, una ciudad que se ha nutrido históricamente de todo tipo de migraciones. Si la tercera parte de la población es de diferentes orígenes debería ser obligatorio leer a autores migrantes para acercarnos a realidades que no comprendemos.
Durante varios años estuve viviendo en el barrio de Santa Eulalia en un edificio antiguo y frío que sólo tenía dos pisos. Difícil no convivir. Primero tuve como vecinos una familia de procedencia magrebí con los que no pude tener mucho contacto porque se fueron casi a la vez de mi aterrizaje. Les sustituyeron dos hombres, uno de la República de Ghana y otro de Camerún. Pude compartir con ellos música, comida, tradiciones y las entusiastas visitas de familiares cargados de productos de su tierra. Con el tiempo he tenido compañeros de universidad de la República Checa, de Perú, de Chile, compañeras de trabajo de Colombia, Venezuela y Marruecos.
A pesar de estar tan cerca, no siempre he comprendido algunos sentimientos. Porque, oye, estar sensibilizada no es siempre estar acertada, you know? Por mucha información y empatía que se practique siempre hay aspectos que sólo se pueden entender pero no comprender. Desde el primer momento la persona que decide migrar, sea por el motivo que sea, se enfrenta a situaciones que no imaginamos. Porque enfrentarse a perder todo aquello que conoces rompe con parte de tu identidad dando un punto de partida a otra diferente que se construye en tiempo y lugar. Más allá de las condiciones económicas pero sin dejarlas de lado, hay fases de duelo, de adaptación, de desilusión por no conseguir el sueño que se persigue en el lugar de destino, en definitiva, se sufren las consecuencias del desarraigo. Como diría Margaryta Yakovenco: “Partir es partirse. Partir siempre es morir un poco”.
Ojalá hubiese podido leer el libro “Desencajada” de la Yakovenko mucho tiempo antes. Seguro que así me habría acercado un poco más a mis amigos. En las primeras páginas de su novela, nos narra como una funcionaria que detesta lo que hace le otorga el documento con la nueva nacionalidad. “¿A quién quieres engañar? Española de pega. Falsa patriota”. Pero esa funcionaria no ve lo que representa para la protagonista: “A ojos de la ley, acaba de morir una ucraniana y ha nacido una española con dos apellidos. Mi nacimiento viene esta vez con instrucciones de buen comportamiento”. Borrar un pasado para crear un presente. Con ese punto de partida, renunciando a su nacionalidad de origen, la Yakovenko nos lleva de la mano a cada una de las fases del eterno viaje que significa migrar. Divide su vida en “Antes de la migración, mi madre era enfermera. Después de la migración mi madre trabaja en un almacén empaquetando limones”. Nos explica las fases de infantilización derivadas de no poder hablar el idioma del país de destino, las estafas en las promesas de trabajo, los retos a los que se enfrentar los hijos de la familia, la obligación de tener una vida mejor que la de tus padres. Y concluye: “Para los exiliados, emigrados y peregrinos, la patria siempre será el camino” con ello nos quiere decir que la migración no finaliza nunca, es un estado constante ya que nunca se es ni del país de origen ni del país de destino.
Quiero también hablaros de dos escritoras que escriben desde dos puntos de vista muy distintos. Las dos parten de dos posiciones contrarias pero no por eso menos importantes. No todas las mujeres con origen en culturas musulmanas son iguales y eso también deberíamos conocerlo. Mientras que Najat El Hatchmi habla de romper con la cultura de origen para tener una vida diferente, Míram Hatibi nos habla de sentirla y vivirla en el lugar de origen y las dificultades que conlleva.
¿Qué ocurre cuando entran en confrontación la cultura de origen y la de destino? Najat El Hatchmi en su libro “El lunes nos querrán” ganadora del Premio Nadal nos lo explica a la perfección. En su novela narra la vida de dos amigas de origen marroquí que viven en la “periferia de la periferia” de algún lugar de Cataluña. Ambas están condicionadas por su cultura de origen y quieren vivir de otra forma. “¿Y si las clases se me hacían incomprensibles, si no era capaz de pasar los exámenes y se demostraba que las moras de mi barrio no podían ir tan lejos, ni entrar en los sitios en los que ninguna mora de barrio había entrado antes?” Desde la educación a conseguir un trabajo, desde el matrimonio a la maternidad, desde el racismo a la condescendencia, el libro narra todos los obstáculos a los que se enfrentan, tanto los de la propia comunidad musulmana como la autóctona.
En el otro lado, tenemos a Míriam Hatibi con su libro “Mírame a los ojos”. Tengo la suerte de haberla conocido en persona porque la invitamos a un acto en nuestra ciudad. Muchas de las chicas jóvenes del barrio de La Florida de su misma procedencia se acercaron ese día a escucharla. Nunca olvidaré esas miradas, esa emoción, es complicidad al tener delante a esa mujer que las entendía tan bien. Fue un día realmente mágico.
Su libro es muy diferente al anterior. “Cuando te integres, podrás hablar” y de eso habla entre otras cosas, de integración versus asimilación. “Si yo me miro en mi propio espejo, soy Míriam Hatibi, de Barcelona, ilerdense, española, catalana, marroquí y musulmana. Si me miro en el espejo de los demás, soy Míriam, inmigrante de segunda generación. Y ya está”. ¿Y qué hay de lo que siente? ¿De cómo vive en esta sociedad? ¿De sus logros más allá de su apellido y su aspecto? Este libro nos pone a muchos ante el espejo y su reflejo nos informa de aquello de lo que hablaba al principio, de que no estamos acertados.
Si en otros momentos de la vida hubiese podido leer a estas tres mujerazas seguro que no habría dado tantos pisotones involuntarios. Os animo a leerlas y veréis de qué os hablo.
Si lo vuestro no es leer (pam, pam al culet), os recomiendo ver el documental de TV3 “Descendents” . No es posible verlo sin conmoverse en algún momento. Escuchad también el grupo de música que aparece al final del documental “Tú sólo di” de Pinan 450F i Daura Mangara
Como siempre, recordad que podéis encontrar los libros en nuestras librerías de barrio Perutxo Llibres en el Centro y Espai Llavors en Collblanc.