El verano es el momento en el que se produce el fenómeno conocido como: La migración estival, un miniexilio que realizan las gentes que viven en las grandes ciudades hacia las ciudades de procedencia de los padres o lugares donde han crecido. Normalmente, estos destinos suelen ser pueblos o ciudades pequeñas. Esta efímera migración supone para los exiliados un verdadero pasaje al pasado, en el que se reencuentran con “la calle donde…” o con “el parque en el que…”. Y así, recogiendo recuerdos de hasta una papelera y con más tiempo de ocio del habitual, el verano se convierte en un momento de cierta reflexión. Con la intención de alimentar estos momentos, desde Llavors, hemos pensado una serie de libros que creemos que pueden disfrutar. Tomen nota.
La nostalgia de la infancia, lugares difíciles de olvidar
¿El verano provoca un aumento del voyeurismo cotidiano en la gente? En Llavors opinamos que sí. Por eso, os recomendamos lecturas que se centran en las vidas de otros, pero vidas reales, nada de ficción.
- Fanzine La Florida / Chamberí de Alba G. Mora y Jorge de Cascante.
Dos barrios: La Florida, en l’Hospitalet de Llobregat, y Chamberí, en Madrid, son los escenarios de los relatos de este fanzine, pero perfectamente podría ser tu barrio ese escenario: niños jugando en la calle, vecinas, pájaros, abuelas, parques, madres… Los relatos de ambos autores fijan su punto de mira en el detalle del costumbrismo de barrio. Una carta de presentación de unas infancias, que vienen acompañadas de escritos en diarios y hasta de fotografías de los autores. Una maravilla de lectura que os hará recordar vuestras propias infancias. P.d: se recomienda tomar de postre vuestro propio álbum de fotos familiar.
- Collado. La maldición de una casa de comidas de Carles Armengol.
Collado fue una casa de comidas, situada en la carretera de Collblanc. En este libro, Carles Armengol, hijo de los últimos miembros de la familia Collado que estuvieron al frente de la casa de comidas (1928-2012), retrata, bajo su visión de niño, cómo era el barrio de Collblanc en la época en la que Barcelona era Ciudad Olímpica. El ambiente del barrio, los personajes que se colaban en el establecimiento… Entre autobiografía, diario y retrato sociológico, Collado poco a poco os embrujará e irremediablemente os veréis observando tras la barra.
- Cosas que los nietos deberían saber de Mark Oliver Everett.
Mark Oliver Everett es un cantante, compositor y músico estadounidense, principalmente conocido por ser el líder de la banda de rock Eels y por ser el hijo del físico cuántico Hugh Everett. Su trágica vida, desde luego que daba para novela. En esta obra, el autor nos narra su vida con un estilo sencillo, desprovisto de cursilería y apariencia, y de una manera muy honesta y cruda. Además, nos cuenta algunos entresijos del mundo de la música. Un libro melancólico, pero con sus rayitos de sol.
- El árbol de John Fowles.
Nacido en una casa de campo llena de árboles frutales cuidados al detalle, del nivel de ganar premios de exposiciones locales, John Fowles se revuelve contra la doctrina de su padre y esa naturaleza artificial: “En secreto, anhelaba cada vez más todo aquello de lo que carecía nuestro entorno: el espacio abierto, lo salvaje, las colinas, los bosques…”. En este ensayo, conformado por la experiencia, el arte y la creatividad, el autor reflexiona sobre la conexión entre la creatividad humana y la naturaleza, además de realizar una dura crítica a la censura de lo salvaje. Una obra que es también una invitación formal a perderse en el mundo natural y que anima al lector a valorar el no tener ningún plan y moverse con libertad tanto en la vida, como en el arte.
Novelas de más de 300 páginas, novelas para leer con calma
La realidad es que, por mucho que queramos, es complicado que a lo largo del año se cuelen en nuestra lista de lecturas novelas que sobrepasan las 300 páginas. Por este motivo, desde Llavors pensamos que el verano es la época perfecta para sumergirse en novelas magnéticas, pero con una extensión considerable. Os dejamos nuestras propuestas.
- La señora Potter no es exactamente Santa Claus de Laura Fernández (608 páginas)
Juegos lingüísticos, interjecciones, un texto acelerado y frenético, mayúsculas, onomatopeyas, un amplio catálogo de personajes, a cada cual más estrafalario. Esta novela, desarrollada en el pueblo de Kimberly Clark Weymouth, muestra la cotidianeidad absurda de sus habitantes, pero que a la vez nos cuenta una historia tierna y mágica y con mucho sentido del humor. No os vamos a mentir, la sensación de saturación es evidente, pero la recomendación para disfrutar de esta novela es: no luchar contra ella, sino dejarse llevar y apreciar los millones de detalles que conforman la historia. Entonces, la disfrutaréis muchísimo.
- Mundo hormiga de Charlie Kaufman (944 páginas)
Para los fans de Eternal Sunshine of the Spotless Mind o Adaptation: Charlie Kaufman ha escrito su primera novela, y como no podía ser de otra manera, es un auténtico disparate lleno de humanidad. Esta tragicomedia nos cuenta las peripecias de B. Rosenberger Rosenberg, un intelectual decimonónico, neurótico, pretencioso y narcisita. Os encontraréis una novela reflexiva y alocada, que nos explica cómo los recuerdos configuran el mundo de cada persona y cómo deseamos, de manera ineludible, ser queridas y deseadas por alguien. Además, también hay espacio para reflexiones sobre la creación o sobre el arte y el cine en particular. Un libro recomendadísimo, con el que os echaréis unas risas.
- Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (672 páginas)
Entre el terror fantástico y la realidad. Esta novela nos cuenta cómo un padre y su hijo atraviesan Argentina por carretera, desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, en la frontera norte con Brasil. Son los años de la junta militar, hay controles de soldados armados y tensión en el ambiente. Es una obra magnética, llena de oscuridad, donde las crueldades y depravaciones de clase se aceptan con la naturalidad del fatalismo y del privilegio. Os dejamos que la descubráis por vuestra cuenta.
- Ulises de James Joyce (960 páginas)
Una novela concebida para mantener entretenido a los especialistas durante trescientos años, según indicó Joyce en más de una ocasión. Ulises ha vuelto este año a la palestra de clásicos imprescindibles, y para muchos, está pendiente de leer. Este año se cumple un siglo de su publicación y se presenta la posibilidad de hacer una tentativa e intentar sumergirse en ella. No se nos ocurre mejor momento que el verano para darle una oportunidad a esta novela infinita, en la que se narra un solo día en la vida de Leopold Bloom por las calles de Dublín.
