Misoginia, violaciones y fábulas moralizantes -por si cabía duda- en favor al sexo masculino. ¿Caperucita haciendo un striptease y metiéndose en la cama con el lobo? No, chicos, la idea no es nueva, los señores de la Edad Media ya lo imaginaron y desde luego que tales soeces no iban a pasar a la historia de la literatura popular. Para conseguir unos cuentos populares adecuados para los niños y la corte, se precisó una operación al estilo Real Academia: ¡‘limpia, fija y da esplendor’! Marchando unos cuentos de hadas libres de humor escatológico y detalles sexuales, ¡y fuera el machis…! AH, NO.
Para introducirse en el apasionante mundo de los cuentos populares, la editorial Wunderkammer ha editado un librito maravilloso, escrito por Ana Llurba, que se titula: ‘Érase otra vez. Cuentos de hadas contemporáneos’. Este libro ayudará a los iniciados a despojarse de cualquier concepción establecida que tengan sobre los cuentos populares, aparte de ofrecerles un buen análisis feminista; por un lado, sobre el papel de la mujer en los mismos cuentos, y por otro, haciendo hincapié sobre la realidad de que las mujeres siempre han sido figuras transmisoras de la tradición oral. En definitiva, una introducción perfecta para leer después alguno de los cuentos populares de alguno de los libros que a continuación os vamos a recomendar.
Comenzamos por recomendar los cuentos de los ‘Hermanos Grimm. Edición anotada’, una edición conmemorativa por los 200 años de la publicación de Jacob y Wilhelm Grimm de cuentos de hadas -o cuentos maravillosos- que no necesita presentación: Cenicienta, Hansel y Gretel, Rapunzel… En esta edición se narran esos cuentos maravillosos que todos conocemos, pero con unos tintes bastante crudos y dramáticos, ¿recordáis el pasaje en el que las hermanastras de Cenicienta se cortaban los talones y varios dedos de los pies para que les entrara el delicado zapato que mostraría quien sería la mujer correcta para ell príncipe? Un detalle ilustrativo de cómo eran en origen los relatos orales tradicionales. Para completar la selección de estos bellos relatos, esta edición incluye anotaciones muy detalladas que indagan en los orígenes de los cuentos y descubren las complejidades culturales que los envuelven, por ejemplo, explorando sus efectos psicológicos. El objetivo no es otro que el de reconfigurar nuestra comprensión de estos relatos intemporales, poniéndolos en perspectiva.
Menos crudos que los de los Hermanos Grimm y adaptados en su momento para la corte de Versalles -y, actualmente, servidos en nuestras camitas infantiles de Occidente-, los cuentos de Charles Perrault siguen vigentes. De hecho, se le considera uno de los autores pilares sobre los que se sostienen los cuentos del mundo occidental. Una buena opción para poder rememorar cuentos como Barba azul, Caperucita roja o El gato con botas y reflexionar sobre ellos con nuestra perspectiva actual, es la edición de Alma editorial de ‘Cuentos de Hadas’.
Angela Carter fue una declarada feminista y escritora británica que destacó por su interés en los cuentos de hadas. La autora pensaba que los cuentos de hadas, los cuentos populares y las historias de la tradición oral constituyen el lazo más fundamental que tenemos con los imaginarios de los hombres y de las mujeres corrientes, cuya labor ha dado forma a nuestro mundo. Os recomendamos el libro ‘Cuentos de hadas de Angela Carter’, editado por Impedimenta y en el que se incluyen dos colecciones de los cuentos maravillosos protagonizados por mujeres, escritos por Angela Carter: El libro de los cuentos de Hadas (1990) y El segundo libro de los cuentos de hadas (1992), en los que estuvo trabajando poco antes de morir. Cuentos de hadas en los que las hadas no aparecen, pero donde la magia se hace presente, y donde el punto de unión de todos ellos es que en todas las historias, la protagonista es una mujer. En resumen, una colección de cuentos de viejas comadres.
‘Damas oscuras. Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes’ es una antología de cuentos de terror escritos por autoras de la época victoriana. Las figuras espectrales de estos cuentos sirven de arma arrojadiza hacia esa masculinidad de piedra, esa que no siente y que nada le toca, es decir, la figura del perfecto hombre victoriano burgués. Por norma general, los protagonistas de estas historias son hombres que tienen que lidiar con seres irracionales, como los fantasmas. Además, de estos cuentos se desprende también una lucha de clase, ya que son los sirvientes y las doncellas -normalmente personas procedentes del ámbito rural- los encargados de traer ante sus amos estas historias de fantastmas y espíritus, poniendo en jaque la racionalidad imperante de los aristócratas. Esta curiosa compilación, realizada por la editorial Impedimenta, recoge cuentos de 20 autoras de la época como Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, Margaret Oliphant o Willa Cather.
Sin dejar atrás la violencia machista que impregnan los cuentos populares, la eterna cuentacuentos, Scheherezade, se nos presenta cada noche narrando un cuento a su marido, y asesino múltiple, con el objetivo de sobrevivir; ya que éste, movido por la venganza después de que su primera mujer lo engañara, decidió que cada noche desposaría a una mujer virgen y posteriormente la mandaría decapitar. Sin presión, Scheherezade. Os recomendamos las historias de las ‘Las mil y una noches’ en una antología publicada por la editorial Karwán.
En el caso de los cuentos rusos populares, muchos no contaban con la ciudadanía literaria, ya que su germen procedía de gentes pobres y por ello eran ignorados por la alta cultura. La editorial Libros del zorro rojo cuenta en su catálogo con ‘El pájaro de fuego y otros cuentos rusos’, una compilación de cuentos populares rusos de corte maravilloso -considerados los más antiguos-, recogidos por Aleksandr Afanásiev, el equivalente ruso de los hermanos Grimm. Se dice que Afanásiev fue especialmente cuidadoso a la hora de trasladar la tradición oral al papel, buscando siempre la fidelidad de las historias. Una joya de cuentos, que en esta edición están acompañados por las ilustraciones originales que hizo Iván Bilbilin en 1899.